Con mucho cuidado abría la cremallera para sacar la cámara y hacer la foto. Era uno de sus Minimundos.
Unas violetas crecían en aquella grieta de roca caliza, gris, áspera y a
su parecer fría. Aunque para aquellas violetas debía ser su Paraiso...
Como
iba la última no había prisa. Podía hacer las cosas despacio que no
retrasaría el avance de nadie. ¿Cómo no habría caído en ese detalle?
Antes disfrutaba más siendo la primera, la chulita que trepaba o
caminaba más y mejor... Y aunque ahora también continuaba gustándole
sentirse hábil en el monte ¿Qué había cambiado?
Estaban
encajadas en la roca, protegidas al fondo de la grieta. Sus hojitas
verdes oscuras estaban recubiertas de esa pelusilla suave y la Primavera
les animó a florecer. Delicadas lilas de pétalos morados suaves,
algunas más claras otras más oscuras allí mismo, a veinte centímetros de
la nariz. A decenas de metros del suelo.