No podría afirmar que conozco Panamá. Solo estuvimos 10 días como voluntarios en un hospedaje ecológico en la playa de Las Lajas y tres días maravillosos en Boca Brava.
La experiencia en el Hostel fue para mi... intensa. No congeniaba con la dueña y por muy ecológico que fuera no cumplía con los niveles de higiene que yo exigiría en un lugar donde se recibían huéspedes.
Sin embargo el lugar era un paraíso.
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Los paseos con Chocolate. La perrita que no quería ser vegana. |
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Toda para nosotros solos |
Aquella playa era la más viva y gigante que había visto nunca y aunque era época de lluvias daba igual porque pasear por las tardes hasta la bocana, o hasta el chiringuito, el Nellys Bar y pasarte las horas allí era un regalo del cielo.
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El sillón favorito de Miguel de cada tarde... En el Nellys. |
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Madre e hijo. Podías pasarte horas viendo como se querían... |
Miguel y Luca, otro voluntario, realizaron tareas de recogida de residuos a lo largo de Las Lajas. Juntaron una gran montaña de basura, sobretodo residuos plásticos de Pvc, bolsas, latas, zapatos...
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Luca con su gatito... y su torso de gladiador romano. |
En la playa había carteles, pero está claro que aún falta mucho tiempo para que cale en las conciencias de todo el mundo...
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La cruz de las Lajas |
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Lo que no nos gusta ver |
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Una montaña de basura. La historia que nunca termina |
Aún así aquella playa nos regaló uno de los atardeceres más bellos del viaje...
Y a mi un beso, un abrazo y una sonrisa que nunca olvidaré.
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"La felicidad es absoluta solo si se comparte" |
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