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NEPAL III ¡Vamos, vamos! Parque Nacional de Chitwan

El Dalai Lama y yo, sí qué pasa, entre much@s otr@s recomendamos viajar al menos una vez al año a algún lugar donde no hayas estado antes.

Yo lo hago porque me apasiona la Naturaleza, La Madre Tierra en todas sus manifestaciones y porque no concibo mi vida de otra manera más que en "modo aventura".
Vivir la vida en "modo aventura" en mi caso significa que cada día, esté donde esté del Planeta, me despierto con el deseo de descubrir y de aprender, con el deseo de retarme y superarme, con el deseo de superar mis miedos, que son mis mejores maestros y reirme y verme en aprietos, bregar por salir de ellos triunfante o machacada pero con una lección más aprendida y alucinarme con lo flipante que es esta VIDA y lo bello que es este Planeta.

Y viajar me supone una pildorita extra de aventura, aumenta la posibilidad de que pueda vivir un poquito más intensamente de esta forma, porque para avanzar en nuestra evolución es una herramienta tremendamente útil y bastante rápida de transformación personal. Salir de nuestros límites conocidos, de nuestra zona de confort y a poder ser, adaptarte al cambio de cultura (idiomas, sabores, olores, ritmos, tradiciones, religiones...), incluso puede que integrar en mi sistema de creencias alguna nueva que me ofrezca la experiencia, expandir tus horizontes, trabajar la aceptación, transformar tus patrones inconscientes, superarte, afrontar tus limitaciones, hacer un trabajo de aceptación de lo diferente a lo tuyo (que al fin y al cabo sólo son creencias... ideas que nos parecen verdades absolutas y que lo son, pero sólo para tí...), aceptar que "lo diferente" no es mejor ni peor, y que no es diferente para el otro, y que éso no te debe suponer un reto, ni una molestia, ni nada más que un alucinar de lo diversamente infinita que es la vida.

En este viaje a Nepal, el reto que afronto es dejarme llevar, integrarme, aceptar que seré parte de un grupo, pequeño eso sí, las 24h del día sin capacidad real de decidir o gestionar hacia dónde quiero ir, o qué quiero hacer en cada momento porque ya está dado de antemano. Mi mayor decisión durante el viaje será elegir qué quiero desayunar, comer y cenar cada día.

Y con este escenario y después de un trayecto cuesta abajo en furgo hacia el Sur-oeste atravesando montañas, llegamos a Chitwan. Parque Nacional y Patrimonio de la Humanidad desde 1984.

La jungla en época seca es de color pardo.

Hicimos todo lo que con guía pre-contratado o con guía contratado allí puedes hacer basicamente:

Ruta por la zona limítrofe, paseo en barca a primera hora, ruta con el jeep, visita al centro de conservación y cría de los elefantes que usan para vigilar el parque y dar los correspondientes paseos con guiris, visita al criadero de cocodrilos y una de las cosas que más disfruté ¡¡la mañana de avistamiento de aves!! ...
No os hagáis ilusiones, aquí entras con guía contratando servicios o no entras. 
¡¡Que me río yo de los que te van contando que ellos fueron a Chitwan por libre!!! 
En fin, que nos gusta fardar de Indianas...

Y esto fue para lo que dió Chitwan:

¡Benditas noches de chasca y Gorkas!

Tengo la misma foto pero rodeado de guiris como yo. Pero no quiero joder la poesía del momento.

El recodo este, lleno de garitos donde ver la puesta de Sol con cervecitas y hogueras....

La barquitas de buena mañana... Sola hubiera sido brutal

Shhh...


He visto la foto de este árbol lo menos en dos blogs más. Incluido el del "yo fui por libre"...

Elefanta recién parida. Aún expulsando restos de placenta que yace en el suelo en el centro de adiestramiento. Atada de una pata, of course.

No he visto perros más felices que los de Nepal. Quitando a mi Paca claro.


Detalle de un Gharial, el cocodrilo que da risa en vez de miedo.


Poblado Tharu. Quedan pocos que vivan a la manera tradicional pero quedan...










Una de sus tradiciones. Los palomares.


Coincidimos con el Festival del Elefante. ¡Vi un partido de polo en elefante!


 
 
Me encantaba este puente...



Mono pasando la tarde




No vimos al tigre, le olimos y vimos sus huellas, pero... ¡Vimos a estos dos! ¡Que es tan jodido como ver al tigre!!

Hornbill en Chitwan
Cocodrilo cabreado porque le fuimos a molestar





Me encantaban estas zonas pantanosas... tan misteriosas...

Un duende que pasaba por allí


The End...


Ah! Casi lo olvido! El ¡Vamos, vamos! del título de esta entrada, está dedicado al guía que durante estos tres días nos acompañó en Chitwan. Un crack que se lo gozaba buscando aves y que lo único que decía en castellano era ese vamos, vamos una y mil veces como un mantra, que se me quedó grabado en el ocipital...

Dos guías felices: uno venía de descubrir a dos hornbill y el otro partía por la mañana a las montañas...

 

NEPAL I

Llevaba siendo mentira desde que lo coloqué entre los otros carteles que anunciaban mis viajes en el cacharro decorativo que me planté en la terraza.




Me gusta diseñar muebles con palés, y un día me puse a montar uno de esos postes que señalan hacia dónde están lugares lejanos que has visitado y a cuántos quilómetros están de dónde tú te encuentras.

Me quedó monísimo. 
Pero no se por qué, uno de los carteles que monté, era mentira. Yo nunca había estado allí. ¿Por qué carajo he puesto Nepal aquí?... Ni que no tuviera destinos que poner... si lo que me falta es espacio para ponerlos todos...

Pero ya estaba hecho y ahí se quedó.

Seis o siete años después, un millón de aventuras más vividas y lugares recorridos, dos libros escritos y publicados y con una vida totalmente reseteada y bastante más espiritual y consciente, asunto del que me siento muy orgullosa, me veo pisando Nepal.

Bueno, ¡pues ya no es mentira el cartelito!

NEPAL

Llegan las Navidades 2018/19 y activan mi pilotito viajero. Aunque mi pilotito viajero está activado siempre, aún no he salido del todo del circuito social de vacaciones para la gran mayoría y me adapto a esta circunstancia...

El caso es que no sé a dónde ir. Ya tengo años y viajes a mis espaldas y me apetece mucho no repetir lugar, ni siquiera país... El cuerpo me pide novedad absoluta... pero eso implica irse lejos y eso implica pasta... Blablablabla... discursos de nuestras programaciones para no hacer lo que nos sale del moño.

A estas alturas, ni puñetero caso me hago.
Un sondeo rápido a mis colegas montañeros para ver que están atados con compromisos familiares que no les permiten tomarse los días mínimos para salir lejos, aunque también nos sirve para reafirmarnos en ese par de ferratas que haremos pronto a la vuelta del viaje... (genial)

Me meto en Geographica, la empresa de viajes de montaña con la que después de probar por aquí y por allá, me molesta menos contratar viajes, pues siguen respetando dos cosas importantes para mí: En montaña hay 3 niveles (A, B y C). Lo demás son mandangas para pillar clientes con mucho Ego y poca experiencia. Y los grupos son pequeños, una media de 5 o 6 personas...

La primera impresión, pffff... Ruth, si es que ya has estado en todas partes con o sin ellos...
Y entonces saltó a la pantalla:
Trekking a los Annapurnas
WTF???!!!!

¿¿Annapurnas?? Las montañas más altas de la Tierra están allí... No he pisado el continente Indio en mi vida... El nivel es fácil... ¿Fácil? ¿Subir a 4500m fácil?? Seguía leyendo, montañas Sagradas, Selva, 15 días...

LO ENCONTRÉ. ME VOY "PA YA"

TO BE CONTINUED...



TRES MESES EN CENTRO AMÉRICA. PANAMÁ. Las Lajas


No podría afirmar que conozco Panamá. Solo estuvimos 10 días como voluntarios en un hospedaje ecológico en la playa de Las Lajas y tres días maravillosos en Boca Brava.

LA PALMA. Un Minimundo







Me recordaba a Madeira aunque menos urbanizada y más rural. Me gustó mucho el aire que respiraban sus gentes, sus pueblos. Tardamos dos días en llegar, pero los aprovechamos al máximo. Fue en Semana Santa.
La isla es de origen volcánico. Zonas húmedas de laurisilva, levadas. Si, aquí también como en Madeira. Los nacimientos de las surgencias del Marcos y Cordero. Espectaculares. Y grandes paisajes volcánicos de conos, cráteres, grava, ceniza volcánica, olor a azufre y calor sofocante.

LAS AZORES. Mimando a los cinco sentidos.



17 de Septiembre 2012.

Aún hace calor en Madrid. Los días continúan soleados y no ayuda mucho a que el cerebro se adapte de nuevo a la rutina de la ciudad. Al ruido, las prisas, los apretones, la contaminación, los olores...
Con solo dos semanas en la ciudad el cuerpo me ha dado señales de que a él le disgusta tanto ésto como a mi. Contracturas, herpes en el labio, sueño infinito, ansiendad, la famosa depresión postvacacional...

MADEIRA. Vergeles

Una levada abandonada. Un vergel.
En estos últimos años he viajado a muchas islas.
Mi primer viaje a una isla como adulta fue a Tenerife. Una amiga estudiaba allí y yo buscaba naturaleza donde perderme. Fue en Semana Santa. Una semana preciosa, donde de la mano de biólogos de bota recorrí cada rincón y aprendí un montón de cosas. Subí al Teide y pisé mi primer bosque de laurisilva. Nunca olvidaré que el Taginaster me da reacción alérgica si toco la hoja peludita y suave y que el rayo verde si existe. Dice la leyenda que dos personas que lo vean a la vez quedarán automáticamente enamoradas la una de la otra...