CIRCULAR EN PIRINEOS. VIGNEMALE Y GAVARNIE

Valle de Ara

La idea era la circular Bujaruelo-Vignemale-Gavarnie-Escaleras Sarradets-y vuelta por Ordesa bajando por donde nos apeteciera. A mi por la ferrata de Cotatuero. Pero al final lo modificamos, dejando en la lista de cosas por hacer las escaleras de Serradets y Cotatuero de bajada, que de subida ya las disfruté en su día.

Y así quedó la ruta:
Dejamos los coches en el Puente de los Navarros y cojimos la pista que se adentra en el Valle de Ara y que poco a poco se transforma en senda. Gracias a Dios, porque no me gustan las pistas ni un poquito.
 
La ruta por el Valle era un paseo precioso. El tiempo aún fresco, en alguna ocasión lloviznó pero sin importancia. Desde el fondo del valle había que subir el Collado Los Mulos para pasar al Valle de Ossoue.
El caso es que no se como lo hicimos pero en vez de subir por el de los Mulos nos subimos por el anterior y la liamos parda. Las palas de nieve habían cubierto los hitos y por eso nos confundimos. Y también porque somos unos pardillos jijiji... Así que nos hicimos unas trepadas por los riscos no desprovistas de alguna dificultad.

Los collados vistos desde la subida hacia el Valle d'Ossoue
El caso es que llegamos al refugio des Oulettes, con la impresionante vista del Vignemale enfrente. ¡Apabullante, energizante, alucinante, expectacular! El circo glaciar que forma es brutal y aún quedan restos del glaciar pegaditos a las faldas del Vignemale. Se estaba nublando ya seriamente y el sol desaparecía con rapidez tras las montañas.¡ Llegamos justo a tiempo para la cena! Literalmente porque antes de abrir la puerta salían los guardeses a mirar si llegábamos o qué...
¡Mmmm me encantan los refugios! El calorcito que hay, la gente, la organización, la comida caliente y abundante, es un nido donde siempre se acaba gestando la próxima ruta, el próximo reto. Me encanta.

Nuestro hotel de un millón de estrellas

Vignemale. Brutal ¿eh chicos?
Al día siguiente después de recuperarnos y de hablar con los que venían haciendo el camino al contrario, nos calzamos las botas y pin pan, pin pan caminito hacia el Refugio de Baisellance. Hoy el día era para descansar, disfrutar, subir al Petit Vignemale, jugar a las pelis en el Refugio...
En fin ¡disfrutar como perros de la vida montañera!
Mañana ya caminaríamos algo más...
La Brecha de Roland allí al fondo. Bajando al Valle de Ossoue.
 Este tercer día ya si teníamos un paseo, aunque casi todo llano o cuesta abajo. La bajada al valle fue superdivertida, con un montón de palas de nieve, marmotitas, bromas, fotos...
Ya en el valle nos dirigíamos a la presa que debíamos cruzar para seguir avanzando por la derecha del valle hacia la Cabaña de Lourdes. El camino se hacía fácil, el sol brillaba, agua cayendo por todas partes...

Llegamos por la tarde a Gavarnie. Descanso, ducha y cenita de lujo en el pueblo. Mañana nos acercaremos al circo.
Gavarnie es mágico...

Estuvimos hablando con el Servicio de Montaña de Gavarnie y dándole muchas vueltas a qué hacer. Habíamos bajado de Baisellance con mucha nieve-hielo deshaciéndose y no llevábamos crampones... No nos animaron a llegar al Refugio de Serradets y menos el paso a España. Así que aquí llegó el punto de inflexión.
Y gracias a que en el equipo hay cabezas responsables y pensantes, no como la mía a la que le daba igual todo con tal de subir por las escaleras de Serradets, variamos la ruta y decidimos volver a Bujaruelo por el puerto. En fin, otra vez será.

Gavarnie al fondo y a la derecha tapada la Brecha.
Nosotros ya en nuestra última etapa, subiendo al Puerto de Bujaruelo, mientras por la ladera rocosa de enfrente veíamos a los que se dirigían en sentido contrario hacia Serradets y la Brecha, con sus guetres, sus cuerdas, sus crampones... ¡Jobary!
La subidita hasta el puerto tiene tela, pero si cojes buen ritmo está chupada. Y desde allí la bajada infernal, realmente infernal hacia Bujaruelo siguiendo la garganta por donde pasan las torres de la luz...
Cuando llegamos nos tiramos dos horas entre remojar los pies en el río y remojar el gaznate en el bar. ¡Qué descanso!

Como siempre, la montaña te da más de lo que esperas.
Nunca me cansaré de subir montañas y nunca me cansaré de decirlo.


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