PIRINEOS CIRCULAR I: PARKING ORDESA- CLAVIJAS DE COTATUERO-FRAUCATA- GORIZ- CLAVIJAS DE SOASO- VALLE DE ORDESA

Estábamos descansando de un día de ruta por las Médulas cuando decidimos, bajo el calor de las mantas que el siguiente fin de semana nos íbamos a Pirineos.


Fue una ruta brutal. Espectacular, emocionante, preciosa. Lo tuvo todo.

Comenzaré mi relato en el punto de inflexión de la ruta. Las Clavijas de Cotatuero. Aunque ya había estado más veces en Ordesa, nunca había subido unas clavijas. Y tampoco nadie me había avisado de que hoy lo iba a hacer.

 

Clavijas de Cotatuero. Trepada por la brecha. Todos a pelo.

Las Clavijas de Cotatuero se pusieron en su momento instaladas por el herrero de Torla Bartolomé Lafuente y Miguel Bringola a instancias de un cazador inglés a finales del XIX en 1881. Son un total de treinta y dos hierros entre clavijas y alguna grapa, que salvan una pared con un gran patio en el circo final de Cotatuero.
¡Yo venía a hacer una ruta de senderismo! ¡Ni arnés, ni disipador, ni nada! Así que a pelo. 
La primera parte es una brecha vertical con tres clavos y como vas encajonada ni te enteras de la altura que vas ganando.

Tramo horizontal, con temblequera en las rodillas
A mitad del farallón las clavijas continúan en horizontal hasta llegar cerca de la cascada donde subes lo que te queda ya sin clavos, trepando por las rocas.
La exposición al vacío es total. Eres una mota de polvo en medio de un muro. Y ahí si que juré en Arameo, me temblaron las piernas y vi la muerte guiñándome un ojo mientras mi compañero se partía de la risa y me hacía fotos. Un clásico a partir de entonces.

Era Noviembre y ya había nevado por aquí. Cuando llegamos arriba, el Circo de Cotatuero se nos presentó inmenso, solitario, completamente cubierto de nieve. Atravesado por el río a medio congelar.
No llevábamos mapa, y las marcas que nos podían guiar hacia la Fraucata estaban cubiertas. Nos liamos allí por un buen rato, incluso llegamos al fondo del circo, para nada. Por momentos fue un tanto angustioso, era como si no encontráramos la salida hacia la derecha del Circo de Cotatuero.

Circo de Cotatuero

Finalmente mi compi encontró el sendero.
Aunque él hubiera preferido que escribiera algo así como:
Finalmente Marmotita, con su inigualable sentido de la orientación y sus desarrolladas capacidades montañeriles me salvó la vida encontrando el sendero oculto bajo la nieve (como se puede apreciar en la foto de abajo), mientras yo gimoteaba atorada en medio de una pedrera.
¡Pero antes muerta que reconocerlo! Y a partir de ahí todo fue coser, cantar, ver sarrios, zorros, marmotas... Caminar por el borde superior del Valle de Ordesa es una pasada. Las vistas son espectaculares. No nos cruzamos con nadie en todo el tramo y nos entretuvimos tanto ¡que comenzó a hacerse de noche cuando aún no habíamos terminado ni la Fraucata!


¡Alabado sea Jehová!

Yo estaba feliz de la vida, llegaríamos de noche a Goriz, ¡si lo veíamos! porque ya en penumbra no se distinguían ni las irregularidades del terreno.
Por fin llegamos al río Arazas al que nos lanzamos corriendo deslizándonos por la ladera de nieve y que cruzamos a brincos por las piedras. Hacía como media hora que Goriz se había iluminado y se apareció ante nosotros como un puntito amarillento en la distancia. Gracias también a su luz pudimos aproximarnos sin dar demasiadas vueltas.



Vistas desde la Fraucata

Fuimos los últimos en entrar al refugio, ya estaban terminando de cenar. Llegamos calados, helados, hambrientos y felices. ¡Había sido un día  de Diez!

Esas lentejas calentitas... ¡te devuelven a la vida!
Mañana más.

P.D: Esta ruta me inspiró un relato por si lo queréis leer aquí os dejo el enlace: El Refugio
¡Salvados!



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