Parque Nacional de los Glaciares. Perito Moreno y Monte Fitz Roy (El Chaltén). Patagonia.
El Perito Moreno. Una Maravilla de la Naturaleza |
Dos días después de la evacuación en Torres del Paine nos encontrábamos metidos en un cascajo de coche a toda velocidad, junto con los dos españoles y Fernando el Chileno camino del Campo de hielo Patagónico Sur. La adversidad nos unió en Noche Vieja y con ellos terminaríamos nuestro viaje. Teníamos tres días para llegar, ver el Perito Moreno, ir al Chaltén hacer la circular y volver. Era una carrera contra reloj. El tiempo en el Perito Moreno se detuvo. Lo vimos practicamente solos y hasta que comenzó a anochecer. Espectacular.
Al día siguiente al Fitz Roy. Llegamos por la mañana.
El acercamiento a aquella mole de piedra es impresionante: Durante todo el camino fuimos a toda pastilla en el cutremovil por una meseta gigantesca y poco a poco el Macizo de piedra iba haciéndose más y más imponente ante nosotros según comíamos kilómetros a la carretera.
Nos avituallamos en el pueblito que hay a sus pies, alquilamos una tienda de campaña y... ¡para arriba!
Los Tres. El de la derecha el Fitz Roy. |
Por el camino pasas por la Laguna Capri un idílico lugar para descansar en sus orillas, refrescarte y si tienes tiempo acampar en la zona dispuesta a ello. Pero no disponíamos de ese tiempo.
Llegamos al campamento Poincenot, acoplamos la tienda y descansamos un par de horas. Serían las cinco de la tarde y nos pusimos en marcha hacia El Glaciar Piedras Blancas. Llegamos hasta su base en la laguna saltando de roca en roca. Siempre te embarga la misma sensación. Quedas pasmado con la boca abierta mirando las formas fantasmagóricas, todos los colores posibles de azul y escuchando como cruje y chasca... Terminamos aquel día mientras se nos hacía de noche de vuelta al campamento...
Mañana subiríamos a Los Tres. Estaríamos a los pies del Fitz Roy.
Aún con la fresca comenzamos la empinada subida. Sin mochila. "Un toca y vete". Cuando llegamos arriba el viento era tan fuerte que me arrancó las gafas de la cara y salieron volando unos cientos de metros.
Avancé hacia el fondo de la laguna por su lado izquierdo. Justo antes de cruzar un arroyo el cartel te advertía que a partir de aquí si te despeñabas no sería porque ellos no te hubieran advertido.
Pero el lugar merecía el riesgo:
Esta laguna desaguaba por su izquierda a otra, La Laguna Sucia, unos cientos de metros más abajo. Encajonada en paredes verticales donde Glaciares literalmente colgando de la pared chorreaban agua en forma de múltiples cascadas. A la izquierda veías eso y a la derecha el Fitz Roy te guiñaba el ojo. No podías ni mover un músculo. Quedabas hipnotizado.
Pero había que continuar. Bajamos a toda mecha, me bebí toda el agua de la fuente que había al pie de la subida, recogimos tienda y tomamos camino hacia Campamento Agostini.
Por delante teníamos 5 o 6 horitas más...
El día cada vez era más caluroso. Hasta el punto en que al llegar a las Lagunas Madre, Hija y Nieta chorreábamos sudor por los cuatro costados. Así que nos despojamos de las sudadas ropas y nos dispusimos a tomar un baño en esas atrayentes lagunas. AAaaargggg!!!! Estaban congeladas! Fue mi primera experiencia con las sanguijuelas. Como eran chiquititas no daban tanto asco y eran fáciles de quitar...
A partir de este receso para mi todo fue de mal en peor: No me sequé bien los pies con lo que se me cocieron y me empezaron a salir ampollas y además los huesitos maltrechos de mis pies dijeron que hasta aquí habían llegado y me mataban de dolor. No podía respirar del dolor que tenía.
Con lágrimas de sufrimiento llegué al campamento. Pusimos la tienda y me derrumbé en su interior. NO PODÍA DAR NI UN PASO MÁS. Me chuté todo el ibuprofeno que pude y me dormí. Y aunque mi compi al poco rato me instó a que fuéramos a ver la laguna del Fitz Roy, yo no pude ni ponerme en pie.
La veríamos mañana al amanecer.
Por delante teníamos 5 o 6 horitas más...
El día cada vez era más caluroso. Hasta el punto en que al llegar a las Lagunas Madre, Hija y Nieta chorreábamos sudor por los cuatro costados. Así que nos despojamos de las sudadas ropas y nos dispusimos a tomar un baño en esas atrayentes lagunas. AAaaargggg!!!! Estaban congeladas! Fue mi primera experiencia con las sanguijuelas. Como eran chiquititas no daban tanto asco y eran fáciles de quitar...
A partir de este receso para mi todo fue de mal en peor: No me sequé bien los pies con lo que se me cocieron y me empezaron a salir ampollas y además los huesitos maltrechos de mis pies dijeron que hasta aquí habían llegado y me mataban de dolor. No podía respirar del dolor que tenía.
Con lágrimas de sufrimiento llegué al campamento. Pusimos la tienda y me derrumbé en su interior. NO PODÍA DAR NI UN PASO MÁS. Me chuté todo el ibuprofeno que pude y me dormí. Y aunque mi compi al poco rato me instó a que fuéramos a ver la laguna del Fitz Roy, yo no pude ni ponerme en pie.
La veríamos mañana al amanecer.
Y aquel amanecer... gracias a mi compañero que me obligó a caminar a
las 5 de la mañana, pude disfrutar entonces y disfrutaré toda la vida en
mi memoria.
Ya había algo de luz, una luz gris y muy fría. Pero el Sol aún no asomaba por ningún lado. Nos quedamos en la parte superior del borde de la laguna. Ahora la Luz era gris y lila. Había otras 2 personas allí esperando para lo mismo: Ver un Milagro.
Hacía muchísimo frío.
El amanecer más hermoso del Mundo |
Al rato comenzó el espectáculo. El Sol detrás de nosotros comenzó a iluminar por la izquierda los picos de enfrente con un color naranja tan vivo que parecía oro incandescente. La Luz fue recorriendo pico a pico como encendiendo las velas de un candelabro de plata y a continuación deslizándose hacia abajo abarcando todas las paredes, convirtiendo una montaña de granito en una montaña de oro.
No hacía viento pero si mucho frío. El silencio era avasallador. La Laguna parecía un espejo. Y en su superficie se reflejaban las montañas doradas duplicando así la cantidad de belleza que nos ofrecía aquel espectáculo...
Pero el Sol siguió su camino y lo clareó todo y el hechizo se rompió.
Para los que saben que " ...no se ve bien sino con el corazón.Lo esencial es invisible a los ojos." El monte de la izquierda de esta foto se llama Saint-Exupèry
Belleza a lo bestia y en estado puro.
Bye bye! |
La vuelta tuvo un toque dejá vu. Pasando unas horas en Lima y recordando viejos tiempos...
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