La Vuelta... en 80 Días

Nunca me ha costado coger una mochila y largarme.
Más aún, generalmente a la vuelta lo que me costaba era deshacerla y guardarla en su sitio. La he llegado a tener al pie de la cama más de una semana.
No soy feliz con ataduras convencionales sino con aventuras, naturaleza, viajes, animales, realizando actividades de riesgo como escalada, ferratas, viviendo nuevas experiencias. Viviendo la vida con un poco de... emoción. Para mí todas estas cosas no son ... especiales. Es donde me siento cómoda. Es mi zona de confort. Para mi lo difícil es contratar los servicios de móvil o poner el lavavajillas.
Así que os podréis imaginar lo emocionada que estaba cuando llegó el momento de partir a Centro América sin billete de vuelta y con mi amor...

Salí ávida de emociones y experiencias y las recibí.

Pero esta vez el viaje fue al interior de mi alma. Lo de fuera era solo un escenario. Muy bonito eso si... Porque como he dicho un millón de veces La Tierra NUNCA defrauda. NUNCA. Los animales tampoco.
Sin embargo yo estaba luchando una batalla interior...

El ser humano me ha defraudado.
Yo siempre sostenía que el hombre en esencia es amor y que el miedo es su mayor enemigo que le convierte en egoísta llegando a realizar las mayores atrocidades. Pero acusaba al miedo de esto como algo externo al hombre.
Ahora ya no sé que pensar. Hacemos daño gratuitamente a los que no conocemos en una décima de segundo simplemente porque les hemos juzgado con un solo vistazo. Juzgamos, etiquetamos y sentenciamos. Y si nos da miedo, atacamos. Pero también hacemos daño a los que conocemos y amamos más profundamente. Reaccionamos incluso con mayor virulencia. Abandonamos, herimos, juzgamos y decidimos sin importarnos la madre, el hermano, el esposo... Creo que llevamos al miedo incrustado en el ADN de nuestas células...

No sé cómo voy a recuperar la alegría de vivir en este Mundo Maravilloso que nos han regalado y que estamos destruyendo sin miramientos, no sé como recuperar la alegría de vivir cuando me siento parte de una especie destructiva y enferma de EGO, donde cada uno SOLO piensa en si mismo.

Este viaje me ha dado un revolcón en lo más profundo. No era un viaje a las montañas, no era una circular o un GR atravesando valles, aquí he tenido que bregar con los humanos y me ha superado. He pasado miedo porque lo que sentía, lo que veía a través de mi alma no me gustaba y he sufrido. Hay países en los que sientes su dolor como grupo, yo no lo sabía pero lo sentía y no sabía como protegerme de ello, cómo anestesiar a mi alma del sufrimiento que sentía a mi alrededor, del miedo, de la violencia que subyacía...

Y ahora de vuelta, metida en la ciudad que tanto odio, me siento temerosa... porque incluso mi amor reaccionó como reaccionamos los humanos al miedo...

Cómo me gustaría ser un caballo, un león, una gacela o un perro...







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